Ah, ya sé que la muerte es el destino.

Rebelarse en contra de otros a través de la automutilacíon solo es dolor y sufrimiento.

Mi abuela murió hoy, ya no tengo a los grandes pilares de mi familia en un espacio físico conmigo.

Quiero correr y esconderme de todos, quiero estar segura de que mi dolor se sienta en mi ausencia. Que cada persona que no reconoció mi aflicción en seguida tenga que vivir con las consecuencias de descuidar mis sentimientos. Que aquellos que esperan que yo sostenga sus sentimientos y los entienda, me den justo el mismo trato, y que si no me lo dan, sepan que no siempre lo exijo pero me doy cuenta de que estoy dando más.
Quiero que se responsabilicen de lo egoísta que son, que vean que bien puedo irme sin volver y que puedo cortarme el pelo en seguida, así como tomar distancia y marcar límites como fronteras.
Venganza y revancha.

Ingenuidad.
Incluso si me fuera y nunca regresara, estoy reflejando la tristeza que no supe manejar.

La falta de auto perdono, la incapacidad de ser amable conmigo misma, la gran necesidad de ser agonizada por la pesadez de mi propio duelo.

Suena poético, la falacia de “elegirse a sí mismo” y poner a otros al final de ti.

Toda una trampa.

Caer en ella no es tan difícil, mientras que reconocer lo desviado que es ese camino es tan fácil como mi trayectoria de sanación.

A veces me convenzo de que lastimarme sería como demostrar que mis sentimientos son tan reales como una copa de cristal y que tratarlos como segunda opción tiene sus consecuencias.

Destrucción solo para que vean que puedo y me vale todo, que reprimir mis emociones les va a costar, aunque solo me perjudique a mí. Porque la realidad es que si no me supieron reconocer cuando era yo, ni cuenta se dan cuando es mi sombra la que pide atención.

No me imagino actuando tan expresiva y explosiva solo por diversión, aunque así lo plantee, lo hago porque aún no encuentro la mejor forma de reclamar mi autonomía y revelarme en contra de lo que me hiere de una manera más proactiva. Y tal vez, es porque elijo regresar a los mismos lugares con las mismas promesas y la misma falta de acción, esperando siempre que esta vez la gente pueda entenderme y verme más allá de lo que se ve con los ojos. Pero estoy desenredando todos esos temas, y no, ya no estrello el carro jugando con mi vida solo para que, ojalá, alguien me persiga y me pregunte por qué no veo el tesoro de mi grandeza.
Quiero que sientan mi alma, que aprendan mi forma de pensar pero que también comprendan por qué es que mi perspectiva es válida.

Devuélveme mi voz, gritando con mis acciones, ruidosa con mi presencia.

Necesito que todos validen mi contracción, para que vean cómo me estoy retirando de un espacio que una vez iluminé. Actúa rápido, ¿No ves que me estoy escapando de tus manos? Alerta de niñe desaparecida.

Ya no quiero que me toleren, que sepan de mi existencia, que me sobrelleven mientras me ven; Necesito que me recuerden cuando no estoy, que me consideren en esos cuartos en donde yo no he podido llegar, que hagan el esfuerzo por amarme de la manera que me queda mejor y no solo de la que ellos siempre han hecho. Porque yo he aprendido, ¿acaso es tan difícil para ellos crecer donde se puede?
Sin excusas y no solo por momentos.

Me despunto el fleco tan corto y me dibujo el delineado grueso, también me visto extravagante, actúo como si solo estuviera tratando de hacer desmadre que no se concierna por nada más que el hedonismo; y pienso como una estraga de la guerra. Analizando de más, desvistiendo de una manera crítica cada acción para saber su verdadero significado, escribiendo cláusulas e inventando argumentos, tratando de explicar las razones de los demás, intentando resolver el quiénes son.

Como siempre, probando teorías, cuestionando el porqué de las cosas y el cómo es que se han transformado de tal manera.

Nublando la línea entre auto expresión y alertas de emergencia, sálvame o voltéame a ver; No puedo distinguir.

Resquicio de esperanza.

Escenifico, porque soy autónoma y debo mantenerme auténtica, incluso en mi más vulnerable procesamiento.

Me da risa y me da lástima cuando otros no comprenden, pero el Abuelo sabe muy bien que él mismo me mostró la importancia de ser una persona honesta. Y me dijo con sus propias palabras y enseñó diagramas de su puño, que esa honestidad se da cuando uno deja de querer acomodarse de acuerdo a donde está. Cuando dejamos de actuar como estudiante porque así hemos de estudiar y empezamos a ser el estudiante que nos nace ser.
Basta de tanto circo y pan, yo requiero puras verdades aunque duelan más que una navaja deslizada por mi piel. Cosas tangibles, que se vean, que sean evidentes sin tener que forzar el quizá y el tal vez.
Me he cansado de tomar migajas por banquetes Gourmet.
Justo por eso me voy, fuera del escenario, que la ausencia hable por si sola.
Una se cansa de tanta falta de empatía cuando solo da soluciones y material para construir puentes, y que al final parece que solo trazas sola.

Me retraigo, porque estoy descubriendo que es lo que debo dejar nacer de mi mismísima fuerza vital. Trato de entender a todos, empecemos por mi. Y quien quiera venir, aquí no hay pistola a la cabeza de nadie.

Cuerpos; Desearía poder coleccionarlos y mantenerlos en mi closet, como recuerditos.

Si presumo de los lugares que han recibido a mi cuerpo, tal vez construya el caso de que soy alguien que es amada. Valiendo el riesgo. Con pruebas por si hacían falta.

Pero me cuesta trabajo falsificar emociones crudas; Y entre más ángeles tengo, lo menos que quiero honrarlos traicionando mi propio sentido de lo que es correcto.

Esa es la diferencia.
Que no se me da eso de excluir y elegir cuando se tiene que ser objetiva, cuando se tiene que ser compasiva, y cuando se tiene que cortar.

Yo siempre fui más de coleccionar datos y elegir o el negro o el blanco, pero gris no es mi estilo. Gris es como una montaña rusa, y yo ahora solo quiero tierra firme, un lugar constante y dependiente para aterrizar.

Errores; Los cometo a menudo y está bien. Pero un error se convierte en una elección una vez que conscientemente vemos el resultado consecuente y aún así elegimos ejecutar la acción.

Una y otra vez. Eso ya es convicción de crear resultados asegurados.

Tengo deseos y persigo mis sueños. Y si mis abuelos siempre me vieron a los ojos, aceptando mi divinidad de una manera completa y no parcial, ahora que se han ido de el plano material, pues yo no me voy a conformar.
Me toca ser yo.

Sabiendo que hay gente que me acepta con mis rarezas y con mis tics.

El dilema viene de saber que quiero gritar y que no solo quiero hacerlo en cualquier lugar, no por cualquier persona y no solo donde sea.

Escribo cartas honestas, luego me pregunto si son muy sensibles, si me hacen ver como una gran tonta que actúa como bebé.

Y después lo dejo. Porque la vergüenza y la culpa solo son inventos.

El control es engañoso pero la auto gobernabilidad es real. Y el primer paso es aceptarse así mismo, completamente.

Aquellos que me cuidaron sonreían cuando les hablaba desde el corazón, poniendo atención sin menospreciar cada paso que tomé.

Ahora que mis mayores se están muriendo y soy yo la que se está convirtiendo en un pilar, debo evaluar cómo usar el poder que se ha dejado para mí.

Podría pisar fuertemente y argumentar solo para demostrar mi talento en el debate, abrazar situaciones que hacen que todos me vean por el simple placer de desafiar la gravedad.

Véanme, he horneado mi pastel y también me lo como completo, todo mientras miro fijamente a tus ojos y me río con una sonrisa. Mi labial rojo y ojos oscuros, mi inocencia y aura sensual, mi habilidad de sostener la tensión y no molestarme con disculparme. Mis ganas de aparentar la peor versión de mi sabiendo que no soy yo, solo para ver quién me juzga, quién sí se cree que esa soy yo, y quién se me acerca y me dice “chica que buen acto pero te conozco mejor.”

Puede que la cosa más difícil sobre perder a los mayores, es darse cuenta que debes subir a nivel y ajustar tu estilo de vida, tu compás moral.

Alinear, lo que dices que crees vs lo que decides cultivar, día a día, igual uno nunca sabe cuando la gente ha empacado sus maletas y asciende por el elevador divino.
Las escaleras hay que subirlas cuando uno está.

Hay que ser auténtico, si. Y, debes ser el ejemplo de lo que su legado será.

El problema nunca ha sido mi solidez para destacar, sino el cómo. Y más que eso, el dejarme ver. Si a los demás les molesta que yo respire, pues que se enfoquen en su respirar. Y si aún así me quieren quitar el aliento, pues mal estoy en sostener la respiración como si la culpa la tuviera yo.

Teniendo todas las herramientas para reaccionar a la vida,

¿Cuál es la más acertada?

¿A qué tengo derecho y qué está pero si demás seguir soportando?
¿Qué es lo que quiero merecer?

Dispuesta a ser libre y ser mía.
Yo no me quiero morir como toda una mentirosa, que habla de la justicia pero no se decide a brindarse la misma que se merece.

Criada para ser mi versión más honesta, ¿Cómo puedo ser valiente y noble?

Desearía que no me importara, pero valoro la esencia de enraizar.

Tengo ancestros y tengo visiones que no me dejo ignorar.

Podría gritar a lo profano simplemente porque mi garganta tiene la capacidad y pena no me da, en frente de todos, retando a ver quién quiere verse en el espejo y nombrar las complexidades que se reflejan; pero no estoy sola en este mundo y no me eduque ni crié solo yo.

No importa donde me acobije la noche. Yo no nací de mi propia costilla.

Soy porque mi Abuela fue, amada y cuidada, sostenida y vista. Y fue tan hermosa , mantenía paz donde podía haber guerra, elegía cuidar de todos, y claro que la hacía feliz, pero ¿Dónde está ese espacio para dejar a alguien ser su versión más salvaje y un poco más suya que de nadie más?
Quiero más espacio para que la gente vea que lo que uno regala desde el corazón, es el regalo más preciado y menospreciarlo es pecado. El poder femenino es ese de la creación, hay unas que lo entienden, y ella me lo enseñó.
Mi Abuelo fue decidido y ambicioso a su manera, supo abrirse conmigo y reconocer las cosas que hubiera querido elegir diferente. Me guió con tanta paciencia, con tanta delicadeza, con sabiduría pero sin forzar la idea de que el tenía razón, igual sabía que tarde o temprano si el tenía razón, el tiempo se la daría. Y se la ha dado, por eso creo en él como nunca he creído tanto.
Me supieron dar espacio y yo los supe perdonar, por todas esas cosas que no se explican pero se viven a través vez de las constelaciones familiares. Yo sé que ellos me perdonan a mí, por todas mis faltas de conciencia y por esos errores que uno comete cuando apenas va tomando forma.

Me inculcaron el ser libre y de buenas costumbres, la libertad es responsabilidad.

Incluso el hombre más sabio que conocí, tuvo que aprender a mantenerse a la par con su verdad. Y la mujer más amorosa que tuve el honor de presenciar, tuvo que aprender a retomar su poder y su voluntad.
Y yo, con el regalo de ambos, tengo este dilema de mezclar ambas fuerzas, de que soy producto de su amor y de su coraje, de su valentía y de sus miedos.
Y me hace sentir a toda madre. He aquí, mi lección más grande.

Podría hacer todo, y aún así, no me dejaría a mi misma hacer cualquier cosa.

Mi mente inquieta proyecta ilusiones de opciones, mi corazón solo siente el mismo camino hacia enfrente.

¿Acaso siempre tiene que ser el sabio amor?

Para entenderlo hay que experienciarlo.

Elijo el conocimiento y el amor ante todo, elijo honrar an mis Abuelos. Me han dado tanta historia y tanto contenido que estudiar y comprender.
Y por eso no es fácil, porque claro que me han dado la seguridad de hacer lo que me da la gana, me han dejado encontrarme, y me han inculcado bastante, un individuo de su descendencia no haría cualquier cosa sin motivo sustentado y sin razón de corazón. Yo no.

Me desconsuelo en lo oscuro porque se que tan brillante es la verdad de lo divino, rehusarse a el amor es cometer suicidio. Quedarse callada y no aceptar el papel que la vida me ha otorgado es rehusarme a el amor.
Cerrando puertas por miedo a que me vean como creída, que me juzguen sin razón, que me vuelva demasiado fuerte para su gusto, que no soporten mi mutabilidad y mi grandeza en la forma de amar.

En realidad no dejo que mi corazón se desvanezca congelado, más bien lo mantengo tierno porque cuando la luz lo impacta abierto; es algo naturalmente esencial y es una practica que se oxida si uno no la ha de ejercitar.
Y lo hago porque mis pilares me enseñaron a que un hombre que acepta su humanidad es un hombre que ha conocido de lo que se trata la vida.

Pero que difícil es, tener que elegir entre la verdad y la aceptación, entre lo que más queremos que nos reconozca y lo que vale la pena aceptar, entre lo que nuestro niño pequeño fantasea tener y lo que la realidad nos encamina a ver.
Aun así, me mantengo viva y vulnerable, viva y real, viva con tantas ganas de esconderme y decir solo lo que se que otros quieren escuchar; pero eligiendo lo que mi alma sabe que mi destino requiere.
Viva, eligiendo pulir mi piedra aunque pulir signifique soltar, porque nada es para siempre permanente en un mismo lugar, con un mismo tiempo y con cada objeto, y porque todo se transforma.

Me ocuparé de mantenerme viva a mí, de fortalecer mis cimientos, de ser consistente con lo que creo y lo que decido, de aplicar lo que me he aprendido de los Abuelos, de mejorar yo, de abrirme con aquellos que valoran lo que soy, de amar como quiero que me amen y aceptar que no todos pueden, pero no quedarme en la aflicción solo porque es familiar. Y de conectar con los míos, porque igual yo no dejo de amar, pero mantenerme viva es elegir mi bienestar. Mantenerme viva es avanzar de donde me han puesto los que vinieron antes de mí y eso es lo que me han de heredar.

One Reply to “Manteniéndome Viva”

what do you think ?